miércoles, 3 de noviembre de 2010

Las despedidas nunca son fáciles

después de regresar de Bilbao, José hizo el favor de ir a recogerme a la estación de autobuses y de ahi fuimos a casa de su tía Charito.
Charito es una mujer enferma  que tiene 87 años y que permanece en una cama, pero solo hasta que ella quiera, eso lo debemos tener seguro todos. Tiene una charla lucida, llena de recuerdos, si levantar la cabeza me cuenta de sus miedos y de sus ansiedades, me recuerda mucho a mi abuela que acaba de fallecer. Ralo su pelo es completamente blanco, su tes es sonrosada, seguramente Chary tiene razón al decir que los médicos se han equivocado al diagnosticarla.
Sentada en esa habitación, pienso y me pregunto de las cosas que habrá pasado esa mujer que en otro tiempo fue monja.
José Manuel me muestra los albumes llenos de fotografías viejas, con lo que a mi me gusta ver y oler ese papel antiguo. Nos reimos de sus orejas que son identicas a las de su abuelo, su padre un tipo recio es tambien una estampa idéntica, los hombres de esa casa tiene un gene muy fuerte...Conozco a su hijo David que es la misma estampa de José y Nico el nieto es idéntico a su padre.
En casa de José encontré una familia bella, alegre. Chary es na mujer muy inteligente que se tiene ganado el cielo ya sabe ella eso, y me quedó claro estos días, ella y José tienen casados algunos , muchos años, me dijeron cuántos pero lo he olvidado, mas de 30 si son.
- ay que miedo, yo no me subí jamás en un avión.
- y en un barco charito- le pregunta José
- no. nunca me subiré en un barco..
- entonces ahi te quedarás sin viajar charito- le dice jose
- pues si José----

En esa vieja casa, en lo alto de un monte, Monte se llama el barrio, he tenido una experiencia extraña que ha hecho reir a José pero que a mi me dejó un mal sabor de piel. Una casa pequeña, como las casa de aquellas peliculas españolas de los años 50, montada en el centro de una paramo verde, desde donde se podía mirar el mar azul de santander.
Me invitó a cruzar una puerta cerrada que abrió para que mirara unos muebles viejos, viejos muy viejos...y fue ahi que sucedió todo. Jose lo cuenta en casa y se ríe, pero en el fondo sabe que lo asusté, porque miró en mi cara algo que nunca había visto. a raiz de esa experiencia la charla en la cocina, giró alrededor de los temas especiales de los que no puede escapar mi vida.

Nico es la luz de esa casa, su madre Ana es una chica chispeante y muy bella, con su cabello me hubiera gustado hacer una trenza llamada cesta,, que es como una fina red hecha con cabellos y sosteniendo el resto del cabello, se sonríe y se ilumina toda la habitación, david su marido es un chico joven, 28 años, pero no me lo crean mucho ,porque ya conocen mi memoria. Es un chico muy atractivo, con unos ojos hermosos color verde pardo, el pantano de New Orleans está metido completo en esos ojos, Sus ojos llevan todo el verde de las laderas de santander, grandes y  brillantes. Cuando mira a su Nico se ponen transparentes y desbordan llenos de amor. Y recordé cuando mis ojos desbordaban de amor por mi hijo Ruben. Una pareja bella forman esos dos chicos. Y qué voy a decir de Marta una nena menuda, con una cara hermosa, la verdad que chary hizo buena faena con sus hijos, aunque jose dice que la mitad de todos ellos lo hizo él. Marta tiene 18 y estudia en salamanca, es una chica callada, no habla si no hace falta, su sonrisa es muy timida. A samuel lo conocí de pasada, es el mas parecido a la madre...en fin que todos son guapos y calidos. En esa casa encontré una bella familia y me llevo un recuerdo eterno de todos ellos.
Las despedidas nunca no son buenas , me dice que soy su mejor amiga y se lo creo, porque me lo ha demostrado totalmente. No cualquiera  abre las puertas de su casa y comparte su familia, lo mas valioso que tiene, con una persona a la que no se sienta de esa manera.

Como me ha pasado antes, en esa casa sentí el arrullo de la vida que me abre ventanas para que el viento bese mis labios, mirando el mar que se extiende y me llama, creo que vivir en esa parte del mundo es mágico, con todo lo verde que ven mis ojos, con todas las planicies donde se queda humedo el tiempo. La gente se mueve como si no lo supieran y de seguro no lo saben.

me voy a oviedo---llevo chocolate en el bolso, un buen libro . excelentes recuerdos que mas puedo reclamarle a la vida.